LOS CUIDADOS EN EL ÁMBITO ORGANIZATIVO

 


Artículo original publicado en catalán el 18/07/2022

Hace unos años me enseñaron que, en políticas públicas, "lo que no está en la agenda política no existe". Esta afirmación la complementaría, pero de la siguiente manera: "lo que no está en la agenda política y que no tiene un presupuesto asignado, no existe". Podemos hablar de la agenda en políticas públicas, como hablar de la estrategia en las organizaciones.

La estrategia en las organizaciones se alimenta de inquietudes latentes que empiezan a emerger, dar señales de hacia dónde deberemos poner el foco, la mirada en los próximos años. Por mi experiencia, cuando empezamos a detectar estas señales son indicadores de finales de etapa para dar paso a una nueva etapa distinta.

Últimamente, una de esas inquietudes latentes que percibo es la necesidad de prestar atención al cuidado de las personas trabajadoras.

Así pues, hace días que creo que cada vez es más necesario, hablar, debatir, entender y compartir qué entendemos por cuidados, y en concreto en el ámbito organizativo.

Para avanzar en esta reflexión, partiré de una definición del Ayuntamiento de Barcelona (https://www.barcelona.cat/ciutatcuidadora/ca/que-son-les-cures) para que nos sirva alinear de forma rápida los marcos mentales que podemos entender por cuidados: “ Cuando hablamos de «cuidados» nos referimos al conjunto de tareas que producen bienes y servicios que sirven para regenerar cotidiana y generacionalmente el bienestar físico y emocional de las personas, y que se producen normalmente en circuitos de intimidad y en el marco de los hogares.

Todos y todas necesitamos recibir cuidados de manera permanente a lo largo de la vida, de tipos e intensidades diferentes, dependiendo del momento del ciclo vital en el que nos encontramos, y de las capacidades de autocuidado y atención a los demás que tenemos en cada etapa de la vida.

Las organizaciones tienen el reto de reconocer a las personas trabajadoras como personas. Personas con todas sus potencialidades, limitaciones y necesidades, dejando de concebirlas como un “recurso humano”.  El bienestar físico, emocional y el cuidado de las personas trabajadoras es y se convertirá en los próximos años en un aspecto muy importante de las organizaciones y de la esencia de sí mismas. 

¿Pero qué entendemos por cuidado de las personas trabajadoras? ¿cómo podemos estar atentos? ¿cómo podemos promoverla?

Tomando como base la definición compartida, podemos entender que el cuidado en las organizaciones es el conjunto de acciones, individuales o conjuntas que hace que las personas trabajadoras estén y se sientan bien, en un sentido amplio de la palabra “bien”: bien físicamente, bien emocionalmente, bien profesionalmente, bien personalmente.

Así pues, ¿cuáles son aquellas acciones que nos hacen sentir bien? ¿de quién debemos esperarlas? ¿a quién las podemos ofrecer?

Si desde el ámbito organizativo queremos cuidar a las personas trabajadoras, mi propuesta sería empezar por preguntar a las personas y equipos de trabajo ¿qué es lo que les hace sentir bien?

Las personas iremos teniendo diferentes necesidades de cuidado a lo largo del tiempo, por tanto, no podemos estandarizar los cuidados ni a las personas, ni a los equipos, ni a las organizaciones, ni a lo largo del tiempo.

Sin embargo, sí destacaría que algunas ideas, que podrían ser una base sobre la que podemos construir los cuidados de las personas trabajadoras en las organizaciones:

  • Retribución: la retribución es una parte imprescindible para sentirse cuidado en una organización. Ésta debe permitir que las personas trabajadoras puedan vivir y sentirse compensadas por la aportación de valor que hacen a la organización.

  • Compartir: las personas nos sentimos bien y crecemos personal y profesionalmente cuando formamos parte de un equipo y compartimos ideas, conocimiento, experiencia, retos, dificultades...

  • Espacio y tiempo: para poder compartir, sin embargo, necesitamos hacerlo en espacios adecuados y seguros (no sólo en el sentido físico) y disponer del tiempo necesario. No podemos pretender que en cualquier sitio y de cualquier forma se generen las condiciones óptimas para compartir.

  • Confianza y respeto: asimismo deberemos tejer relaciones de confianza hacia las personas de la organización ya que ésta será la base de los cuidados. Por otra parte, no puede haber confianza sin respeto. El respeto deberá apoyarse en la empatía siendo consciente de la intersubjetividad de las personas.

  • Empatía e intersubjetividad: para tener cuidado de las personas debemos tener empatía, ponernos en el lugar del otro, pero no desde nuestra experiencia, mirada e interpretación del mundo. Debemos poder entender al otro desde su realidad y experiencia de vida. De esta forma podremos entendernos mejor y comprender que todas y todos somos diferentes entre nosotros ya lo largo de la vida. Reconociendo así la diversidad.

  • Escucha y acción: es imprescindible escucharnos entre nosotros para entender cuáles son las necesidades, voluntades, inquietudes en cada momento. No podemos, pero sólo quedarnos en la escucha sino que ésta debe ir ligada a la acción: ¿qué puedo hacer yo, o qué puedo facilitar yo que suceda para que la otra persona se sienta cuidada? Debemos traducir las ideas, pensamientos, necesidades en acciones para impactar y transformar la realidad.

 Por último, destacaría la importancia de las:

  • Redes formales e informales entre las personas trabajadoras: para estar atentas unas de otras, para tejer confianzas, complicidades, empatía, compartir ideas, conocimiento, construir y crecer conjuntamente. Las redes formales serán aquellas diseñadas y dibujadas en la arquitectura y construidas a través de dinámicas organizativas. Mientras que las informales, son aquellas que se generan de forma espontánea, imposibles de modelizar, estructurar y replicar intencionadamente. A menudo, son aquellas que se generan por conexiones químicas entre las personas.

En el último post que escribí, “Interrelaciones y cultura organizativa”, me preguntaba al final del mismo ¿cómo podíamos fomentar el cuidado mutuo entre personas trabajadoras, equipos grandes y pequeños de las organizaciones, nutriendo el subsuelo, las interconexiones, la cultura pero desde de una perspectiva feminista y no paternalista de las organizaciones ?

En este post, he intentado apuntar algunas ideas de hacia dónde poner el foco... pero teniendo presente el primer párrafo diría que al igual que en algunos gobiernos ya se crean ministerios, consejerías, concejalías con mirada feminista y se está avanzando en poner los cuidados en la agenda de las políticas públicas, animaría a que las organizaciones empiecen a explicitar como parte de la estrategia, y por tanto también con presupuesto asociado, el cuidado de las personas trabajadoras. Animo a que forme parte de la estrategia y no con una intención oportunista o de maquillaje empresarial (como en algunos casos ocurrió con la Responsabilidad Social Corporativa), sino con voluntad de transformación real de la sociedad y reconocimiento de las personas en los distintos ámbitos de la vida, siendo el ámbito profesional uno más.


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