EL PAPEL DEL TERCER SECTOR EN LA NUEVA GOBERNANZA PÚBLICA
El Tercer Sector y la Administración comparten la misión de trabajar por el
bien común, de contribuir al bienestar y a la transformación social tanto a
través de la prestación de servicios como de la producción de políticas
públicas.
En un momento en el que el denominador común de los problemas y retos es su
complejidad, podría tener sentido pensar que ambas comparten el desafío de
avanzar hacia modelos organizativos que faciliten dar respuesta a nuevas
realidades y necesidades sociales.
Como apunta Quim Brugué: "hoy no es tan sencillo como antes encontrar un
profesional para cada problema. (...) En situaciones de complejidad se genera
una sobreproducción de rutinas que puede terminar saturando la organización.
Por otro lado, la evolución y la innovación se hacen más difíciles".
Breve evolución de los modelos organizativos en la
Administración Pública y el Tercer Sector
En el ámbito de la Administración Pública, un esquema teórico de cómo han
evolucionado y hacia dónde avanzan los modelos organizativos podría ser el
siguiente:
- Modelo Burocrático Tradicional (finales s.XIX hasta mediados s. XX):
administración weberiana, caracterizada por la racionalidad, con una jerarquía
bien definida, normas y procedimientos claros, y la impersonalidad en la toma
de decisiones. Su objetivo es maximizar la competencia y la eficiencia a través
de las normas.
- Nueva Gestión Pública (finales s.XX hasta la actualidad):
caracterizada por un enfoque más gerencial, orientado a mayor eficiencia,
resultados, rendición de cuentas, evaluación del desempeño y gestión por
objetivos. Los gestores no solo deben administrar, sino también crear valor
público.
- Nueva Gobernanza Pública (finales s.XX hasta la actualidad):
caracterizada por un modelo más horizontal, descentralizado y colaborativo,
donde el Tercer Sector, el sector público, privado y la ciudadanía deben tener
un papel más activo en la producción, gestión y toma de decisiones de las
políticas públicas.
- Administración Pública Deliberativa (finales s.XX hasta la actualidad): se enfoca en involucrar a los ciudadanos en la toma de decisiones a través del consenso y en la legitimación de las decisiones, partiendo de que la sociedad sobre la cual se quiere intervenir son los propios ciudadanos fuera de la administración. Se reconoce la complejidad y diversidad creciente de la sociedad, buscando nuevas formas de hacer las cosas. Algunos principios fundamentales son "de la autoridad a la confianza (...) y de la dirección a la mediación" (Q. Brugué, 2005).
En el ámbito del Tercer Sector, un esquema teórico de cómo han evolucionado
y hacia dónde avanzan los modelos organizativos podría ser el siguiente:
- Modelos con estructuras poco formales (mediados s. XX): nacidos de la
iniciativa social, de familias, basados en el voluntariado y la caridad, con un
enfoque asistencialista, sustentados por financiamiento privado y a menudo con
mucho vínculo con instituciones religiosas.
- Modelos de profesionalización y
cooperación con el Estado (mediados-fines s. XX): estructuras más formales y jerárquicas, comienzan
a especializarse en áreas más técnicas, avanzan en la profesionalización,
sustentados por un modelo de financiamiento mixto público-privado.
- Modelos gerenciales (finales s.XX hasta la actualidad): las
organizaciones del Tercer Sector adoptan prácticas del sector privado, modelos
orientados a la eficiencia, gestión por resultados y rendición de cuentas.
Probablemente también influenciados por la Nueva Gestión Pública, en la medida
que parte de su financiamiento depende del ámbito público.
- Modelos Participativos, basados en gestión
y gobernanza democrática
(actualidad): modelos que promueven la democracia interna y la participación,
con una estructura jerárquica menos rígida, por lo que son más horizontales.
Buscan responder a problemas complejos y mejorar la atención a las personas,
promoviendo el conocimiento colectivo y multidisciplinario, basándose en la
descentralización del poder para avanzar hacia decisiones compartidas que se
tomen desde el ámbito o nivel de la organización donde principalmente impactará
la decisión.
Estos modelos deben contribuir y facilitar la coproducción de políticas
públicas, promover la innovación social y, por lo tanto, deben contribuir a
avanzar hacia la Nueva Gobernanza Pública.
¿Cuál es el valor del Tercer Sector en la
coproducción de políticas públicas y qué puede aportar a la Nueva Gobernanza
Pública?
El Tercer Sector tiene un conjunto de características que, a su vez,
constituyen su principal valor en la coproducción de políticas públicas.
Algunas de ellas son:
- Enraizamiento en el territorio.
- Son organizaciones comunitarias.
- La proximidad y, por tanto, el conocimiento cercano de las personas a las que atienden.
- Capacidad de generar conocimiento a través del desarrollo práctico de su actividad.
- Tienen ADN/vocación de incidencia política para transformar y mejorar el bienestar de las personas.
- Organizaciones más flexibles y participativas internamente.
- Capacidad de innovar a través de obtener y aplicar más y mejor conocimiento en el ámbito de intervención.
- Capacidad de ver, prever y anticipar las nuevas necesidades y complejidades sociales que ya están surgiendo en el presente.
¿Hacia dónde deberían avanzar los modelos
organizativos del Tercer Sector para aportar valor a la coproducción de
políticas públicas? De la teoría a la práctica
Teniendo presente el valor diferencial del Tercer Sector, tendría sentido
que este avanzara hacia modelos de organización que faciliten esta aportación
de valor a la coproducción de políticas.
No podemos "conformarnos" únicamente con modelos enfocados en la
prestación de servicios, eficiencia, resultados, orden, control... debemos
avanzar hacia modelos que faciliten desplegar el valor diferencial del Tercer
Sector. Estos son modelos participativos y flexibles, basados en gestión y
gobernanza democrática.
No es sencillo avanzar hacia este tipo de modelos debido a la falta de
experiencia y de organizaciones de referencia.
Al mismo tiempo, son modelos que requieren un cambio de cultura
organizacional: la mayoría de personas y organizaciones llevamos un
"sistema operativo" instalado desde hace muchos años, con dinámicas,
resultados y objetivos esperados... y cambiar una cultura no se logra de un día
para otro.
Parte de este cambio de cultura también pasa por un cambio en los estilos de
liderazgo:
Se traduce en pasar de liderazgos rígidos, a menudo individualistas, seguros de
sí mismos y de sus ideas, y en los que se presupone que a medida que se ocupa
un puesto más alto en el organigrama, más conocimiento se tiene para resolver
los problemas; hacia liderazgos facilitadores, que reconozcan los diferentes
tipos de conocimiento que deben contribuir a la generación de conocimiento
colectivo, que ayuden a crecer a las personas que les rodean. Liderazgos que
avancen en construir organizaciones en las que el lugar que ocupan las personas
en el organigrama determine su ámbito competencial y responsabilidad, pero no
poder sobre los demás. Pasando de un ejercicio del "poder sobre" a
"poder para".
Ya existen organizaciones que están avanzando hacia este cambio de
paradigma en los modelos organizativos y puedo afirmar que, cuando comienzan a
desplegarse con todo su potencial, personas, equipos y organizaciones empiezan
a florecer.
Algunas valoraciones concretas de trabajar con modelos más participativos
son: "las personas se sienten más partícipes del proyecto", "son
modelos que humanizan la gestión", "contribuyen a atender mejor a las
personas que atendemos", "contribuyen a desbloquear problemas
enquistados desde hace muchos años", "hemos ganado en
flexibilidad", "se escucha más a la gente y se cuida más a las
personas trabajadoras", "incrementan las iniciativas innovadoras en
toda la organización".
¿Cuál debería ser el papel de la Administración
para facilitar la aportación de valor del Tercer Sector en la Nueva Gobernanza
Pública?
El Tercer Sector y la Administración Pública no están desvinculados,
dependen mutuamente el uno del otro: la Administración depende del Tercer
Sector para la prestación de servicios de atención a las personas en situación
o riesgo de vulnerabilidad. Pero no solo debería necesitar/esperar del Tercer
Sector la prestación de servicios. El papel del Tercer Sector ha sido siempre
también un papel de incidencia política, de trabajar por el reconocimiento de
derechos y contribuir a la transformación social. En la Nueva Gobernanza
Pública, el Tercer Sector es un agente clave en la coproducción de políticas
públicas.
Vemos que desde el Tercer Sector tendría sentido avanzar hacia modelos más
participativos, ágiles y flexibles. Pero los modelos adoptados por parte de las
organizaciones no solo dependen de la voluntad interna de las mismas, están
también condicionados a las circunstancias del entorno con el que se
relacionan.
Encontramos algún estudio en el ámbito académico que apunta que
externalizar servicios hacia el Tercer Sector bajo el paradigma de la Nueva
Gestión Pública, enfocada a reducir costos, maximizar la rentabilidad,
licitaciones y contratos bajo competencia, poniendo énfasis en el logro de
indicadores y el rendimiento, con falta de financiación estable... puede
empujar al Tercer Sector a desarrollar modelos organizativos más gerenciales
que podrían entrar en conflicto con fórmulas de trabajo más comunitario y con
modelos organizativos más participativos. Y, por tanto, como hemos visto, este
hecho podría ir en contra de proteger y potenciar los propios valores
diferenciales del propio Tercer Sector en la coproducción de políticas
públicas.
Así, si en el marco de la Nueva Gobernanza Pública el Tercer Sector ha de
ser un agente clave aportando sus valores diferenciales... podríamos
preguntarnos: ¿debería avanzar la Administración en replantear ciertas
planificaciones, regulaciones, marcos legales, modelos de financiación, para
que las organizaciones no estén tan encorsetadas a trabajar bajo modelos
gerenciales y competitivos y puedan avanzar hacia desarrollar modelos
organizativos más participativos basados en gestión y gobernanza democrática?
Recapitulando:
Dada la interrelación de la Administración y el Tercer Sector, el último
siglo y medio sus modelos organizativos han ido evolucionando, y en algunos
aspectos parece que vayan en paralelo.
Nos encontramos en un momento en el que la complejidad social en la que
vivimos requiere respuestas innovadoras, complejas, ágiles y co-diseñadas,
coproducidas y con intervención compartida.
Sería interesante, por tanto, que la Administración y el Tercer Sector
avancen tanto en paralelo como juntos, siendo conscientes de la interrelación
de ambas organizaciones.
Podría también ser interesante replantear ciertas regulaciones, marcos
legales, modelos de financiación con el Tercer Sector para que este no necesite
adoptar modelos tan gerenciales y pueda desplegar modelos organizativos
participativos y democráticos que contribuyan a reforzar sus valores
diferenciales, y, por tanto, aportar como agente clave con toda su
potencialidad a la Nueva Gobernanza Pública.
En este escenario, sería Administración y el Tercer Sector deberían exijan
mutuamente esta transformación, ya que, si avanzamos en este camino, me
atrevería a decir que podremos ver resultados que no nos habríamos ni
imaginado.
Imagen de Cindyig en pexels
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LECTURES INSPIRADORES
Brugué, Q. et al. (2005). Democratitzar l'Administració. Lideratge i institucions públiques deliberatives.
Manent, A. Fantova F (2021) Governança participativa per a la innovació social https://lleiengel.cat/governanca-participativa-innovacio-social/
McMullin, C. (2023). The persistent constraints of new public management on sustainable co-production between non-profit professionals and service users. Administrative Sciences, 13(2), 37.
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