"LIBRO BLANCO DEL TERCER SECTOR CÍVICO-SOCIAL": ALGUNAS REFLEXIONES EN EL MOMENTO ACTUAL

 


Artículo origianl publicado en catalán el 23 de marzo de 2025

En las últimas semanas, he estado leyendo la primera edición, de julio de 2003, del Libro Blanco del Tercer Sector Cívico-Social de Cataluña[1] (Castiñeira, A., & Vidal, P. (Eds.).(2003)). Aunque hayan pasado casi 22 años, creo que es un muy buen libro para entender quién o qué es el Tercer Sector Cívico-Social en Cataluña, así como fortalezas, debilidades y retos de futuro.

Después de la lectura, sin embargo, me ha quedado una cierta sensación de preocupación ya que muchos de los retos que entonces se detectaban, considero que siguen muy vigentes en 2025, haciéndome ser consciente de la lentitud de los cambios y preguntándome qué podemos hacer para acelerar transformaciones que hace años que se detectan como necesarias.

Nos encontramos en un momento de alta complejidad social, en el que sigue siendo más necesario que nunca trabajar y reforzar los valores democráticos, y aquí el tercer sector (TS) y la Administración tienen un papel muy importante. Para responder a las actuales y futuras necesidades sociales será imprescindible seguir trabajando conjuntamente TS y Administración, pero quizás se deberán replantear ciertos escenarios de colaboración. Probablemente tanto la propia Administración como el TS deberán pasar por procesos de transformación para poder avanzar. Trabajar codo a codo, desde el reconocimiento mutuo, por y con la ciudadanía, con fórmulas ágiles, innovadoras y que garanticen una mínima sostenibilidad. Un trabajo conjunto enfocado al impacto de lo que se pretende transformar y buscando cómo rebajar la excesiva burocratización. Burocratización que en muchos casos no aporta valor, sino que hace que las entidades tengan que "malgastar" una parte importante de los recursos escasos con los que trabajan. Todo este cambio de paradigma deberá pasar indiscutiblemente por un mayor reconocimiento laboral de los y las profesionales del TS, si no queremos que este sector vaya quedando cada vez más debilitado en una sociedad en la que el riesgo de exclusión social va alcanzando a más personas y más diversas.

Así pues, con la voluntad de seguir poniendo a debate y en la agenda actual cuál debe ser el rol y papel del tercer sector y su relación con la Administración para responder a las actuales y futuras necesidades sociales, detallo algunas ideas que me han parecido interesantes del libro (que transcribo en cursiva) que complementaré aportando mi mirada actual:

-        El Tercer Sector habitualmente surge para llegar allí donde el sector público y el sector privado lucrativo no han llegado en términos generales para cubrir necesidades específicas de un determinado colectivo. Ahora bien, debemos tener presente que no implica que algunas de las organizaciones miembros de los dos primeros sectores no sean capaces de hacer este trabajo con éxito. Es decir, la condición «de ánimo de lucro» y de «público» no implica, necesariamente, que una institución no pueda hacer el mismo trabajo que las del tercer sector.

Es importante tener presente cuáles son los valores diferenciales que aporta el Tercer Sector respecto a la Administración y el Mercado (sector lucrativo): arraigo al territorio; organizaciones comunitarias; la proximidad y por lo tanto el conocimiento cercano de las personas que atiende; su capacidad de generar saber a través del desarrollo práctico de su actividad; vocación de incidencia política para transformar y mejorar el bienestar de las personas; organizaciones más flexibles y participativas internamente, con capacidad de innovar a través de obtener y aplicar el conocimiento que tiene en el ámbito de intervención; capacidad de ver, prever y anticipar las nuevas necesidades y complejidades sociales que afloran ya en el presente. Será gracias a todos estos rasgos diferenciales que podrá contribuir a codiseñar y coproducir políticas públicas innovadoras con la Administración. Uno de los retos que tenemos actualmente es cómo facilitar que todo esto suceda.

-        En el libro también se apunta que en los últimos años se ha ido fortaleciendo el TS porque han surgido nuevas necesidades sociales que requieren un mayor grado de flexibilidad y proximidad.

Este punto reafirma que la flexibilidad y proximidad de las entidades del TS, como valores diferenciales, han contribuido a fortalecerlos. Son por lo tanto valores que habrá que preservar tanto desde las propias entidades como desde la Administración.

-        La relevancia del TS va más allá de las cifras. Hay también un valor cualitativo añadido a las prácticas de las entidades, porque es a través de estas que se consigue el refuerzo moral de los grupos y de las células asociativas que dan cohesión social a la ciudadanía. Las instituciones gubernamentales son incapaces por sí solas de aumentar el sentimiento de pertenencia urbana, de conciencia cívica y de identidad nacional. El TS, es un elemento imprescindible para la consolidación de la democracia y la vehiculación de la participación ciudadana; es también un excelente portador y generador de valores sociales (como la igualdad, la justicia o la solidaridad), y contribuye a dar voz y proyección pública a los intereses y demandas de colectivos marginados o excluidos.

Partiendo de esta relevancia del TS y en un momento como el actual, en el que es necesario reforzar tanto la democracia como sus valores, tenemos el reto y la responsabilidad de reconocer el valor que aporta el TS y trabajar para fortalecerlo. Hace pocas semanas, Joan Subirats escribía un artículo en el diario ARA titulado “Cómo defendernos de la ola trumpista”[2] en el que decía que “Hay que reconstruir la idea de la respuesta pública a las necesidades sociales (que siguen existiendo, en forma más compleja, más diversificada y con grave peligro de generar procesos de exclusión irreversibles) enriqueciendo la necesaria respuesta institucional con componentes comunitarios y mutualistas. Haciendo que cuando hablamos de respuestas públicas a problemas sociales no nos limitemos a hablar de las administraciones públicas y sus respuestas institucionales, sino que añadamos el gran capital, que seguimos teniendo y que hay que reforzar, la iniciativa social, del mal llamado tercer sector (que es más bien el primero), de la acción comunitaria”.

Así pues, de nuevo destacaría la importancia de promover el trabajo conjunto de la Administración con el TS.

-        Las organizaciones no lucrativas, en general, tienen unas estructuras organizativas flexibles. Esta flexibilidad les permite adaptarse a los cambios de forma más rápida. De todos modos, la flexibilidad, que muchas veces se asocia a una falta de definición y estructuración organizativa, supone una dificultad a la hora de consolidar organizaciones y relacionarse con otras entidades. Desde esta perspectiva, la falta de claridad organizativa, o sea, la falta de reflexión, definición y asignación de funciones es un punto débil importante en la mayoría de estas organizaciones.

El TS se encuentra también ante el reto de repensar sus modelos organizativos, debe estar preparado para poder gestionar el crecimiento y el fortalecimiento del sector, mantener y mejorar la calidad en la atención de las personas que acompaña con una mayor profesionalización, seguir innovando, avanzar en digitalización, incorporar tecnologías, inteligencia artificial... pero todo ello sin olvidar la esencia y rasgo diferencial del TS: la participación interna, la gestión democrática, la base de voluntariado y solidaridad, participación de las propias personas atendidas... Podríamos decir que el TS debe situarse en el nivel de las organizaciones del s.XXI pero sin adoptar modelos organizativos que no sean propios de él. Por lo tanto, deberá transformarse también en modelos organizacionales. Como se apunta en el propio libro: “nos encontramos ante un entorno que obliga a las organizaciones a formalizar sus estructuras y, a la vez, a ser imaginativos en la forma de hacerlo. Esta tarea, seguramente, requiere una reflexión colectiva como sector para llegar a definir modelos de estructura adaptables a las diferentes tipologías de organización.”

-        El desarrollo de nuevos paradigmas de relación con la Administración pública es clave en el nuevo entorno que se dibuja. Así, pensamos en un cambio de paradigma que conduzca a un mayor papel de las organizaciones cívico-sociales en la definición de políticas públicas y que permita establecer una relación de colaboración, basada en la existencia de objetivos comunes, entre la Administración y el tercer sector. (...). Esto pasaría por redefinir algunos mecanismos:

o    Redefinir criterios de asignación de contratos: que el precio no sea el elemento que más pese en la asignación del contrato.

o   La necesidad de que las subvenciones sean superiores a un año y que se dirijan hacia la innovación.

o   Cambios en los paradigmas de control: hasta ahora han sido presupuestarios y no de impacto además de mucha burocracia.

o   Hay que cambiar mecanismos de control por unos sistemas que permitan evaluar la eficiencia (recursos utilizados vs. objetivos), la eficacia (logro de objetivos) y el respeto de determinados criterios.

o   Las organizaciones cívico-sociales tienen el gran reto de diseñar mecanismos de evaluación de impacto. El sector debería trabajar para diseñar estos mecanismos de evaluación.

En esta visión de desarrollar nuevos paradigmas de relación con la Administración creo que queda mucho trabajo por hacer. Los mecanismos que en el libro se apuntaban como necesarios en muchos casos aún están pendientes, incluso me atrevería a decir que algunos aspectos incluso se han agravado. La situación actual es que 22 años más tarde de aquel diagnóstico el TS aún sigue luchando por: poner en valor cláusulas sociales; que el precio no sea el elemento de más peso en contratos públicos; que se hagan correctamente los escandallos de costes en contratos y concertación pública; reclamando subvenciones plurianuales; reclamando que las subvenciones no se otorguen con efectos retroactivos y que por lo tanto o las entidades han incurrido en costes a riesgo (aquellas que pueden) o incluso no pudiendo dedicar la totalidad de los recursos otorgados por falta de tiempo de ejecución... En este sentido la actual propuesta de Ley del Tercer Sector debería facilitar avanzar hacia un nuevo marco legal y que garantice una mejora en la sostenibilidad económica más allá de las subvenciones, a la vez también la participación del TS en el diseño, producción y seguimiento de políticas públicas en el ámbito social. Esta se encuentra en fase de tramitación parlamentaria, pendiente de debate y aprobación.

En el libro también se apuntaba la necesidad de avanzar en diseñar la evaluación de impacto de su intervención. El TS debe ser capaz de evaluar cómo mejora la vida de las personas que acompaña el TS y por lo tanto, cómo este contribuye al Estado del Bienestar.

-        El TS debe ampliar espacios de relación con la Administración: actualmente las relaciones se centran en el otorgamiento de subvenciones, contratos o cesión de espacios. (…) situación que no favorece la consolidación del sector, a la vez que disminuye su peso real dentro de la sociedad. Creemos necesario que el sector haga una apuesta por recuperar y consolidar su papel como portavoz y fuente de presión y denuncia social.

¿Cómo se pueden articular espacios diferentes de relación con la Administración? El TS no solo debe ser prestador de servicios, su papel como se dice en el libro es de denuncia, de innovación en responder a los retos y necesidades sociales y todo esto debe poder codiseñarlo, coproducirlo con la Administración.

Muy probablemente toda esta redefinición pasará por analizar y entender cómo la propia organización e intervención de la Administración influye y condiciona al Tercer Sector, tanto en su organización, en el impacto, la capacidad de incidir y coproducir políticas públicas. Teniendo presente que el valor que aporta el TS en la coproducción radica en sus valores diferenciales que he nombrado al inicio, deberemos analizar cómo los marcos legales con los que se relaciona con la Administración pueden a la vez condicionarlo a hacer aflorar o anular estos valores y por lo tanto su contribución en el diseño, producción y seguimiento de estas políticas.

Hacia el final del libro, varios expertos dan su visión sobre el Tercer Sector. Uno de ellos, Joan Subirats, sintetiza en una matriz las “Diversas etapas y maneras de entender la relación entre los poderes públicos y la sociedad”. Lo hace en tres momentos:

-        en un sistema antiguo (años 70)

-        en la nueva legalidad democrática (desde la transición hasta finales del s.XX)

-        hacia nuevos modelos de relación (la que justo ahora empezamos, decía en 2003)

Apuntando en cada uno de estos momentos cómo eran o serían la relación entre poderes públicos y la sociedad según cinco aspectos:

-        características del sistema de gobierno

-        relaciones políticas y gente

-        énfasis en la participación

-        tipo de poder

-        concepción del espacio público

Siendo esta la matriz resultante:


Este cuadro, creo que nos debe seguir dando muchas pistas de hacia dónde debería seguir avanzando el Tercer Sector y la Administración. Avanzar hacia nuevos modelos de relación entre poderes públicos y sociedad: modelos de participación en la gobernanza; hacer políticas con la gente; aprender participando (muchas veces la participación será igual a más eficiencia); replantearnos ¿quién manda? avanzando hacia intereses generales construidos colectivamente; y por último concibiendo el espacio público como responsabilidad colectiva.

[1] https://www.tercersector.cat/sites/default/files/llibre_blanc.pdf

[2] https://www.ara.cat/opinio/defensar-l-onada-trumpista_129_5299970.html

 

 


Comentarios

Entradas populares de este blog

EL PAPEL DEL TERCER SECTOR EN LA NUEVA GOBERNANZA PÚBLICA

DEMOCRATIZAR LA GESTION EN LAS ORGANIZACIONES

INTELIGENCIA COLECTIVA: LA ENERGÍA TRANSFORMADORA EN LAS ORGANIZACIONES