¿SERVICIOS SOCIALES, SOLOS ANTE EL RETO DE LA INCLUSIÓN?

 



Articulo original publicado en catalán el 11/06/2023


Reflexiones compartidas en la mesa titulada "¿Servicios Sociales, solos ante el reto de la inclusión?" del congreso Inclusió.cat el pasado 8 de junio de 2023.

💬Tu entidad, Fundació el Maresme, pertenece a Dincat, que a su vez forma parte de Plena Inclusión, y aboga por apoyos comunitarios en el marco de políticas universales. ¿Qué es para ti la inclusión social? ¿Y qué perspectiva nos propondrías desde tu posición de responsabilidad en la gestión? 

Pues según la definición de Plena Inclusión, hablamos de inclusión cuando las personas pueden participar en cualquier actividad con igualdad de oportunidades, y enfatizamos la igualdad de oportunidades porque reciben los apoyos que necesitan. Por ejemplo, en un entorno escolar, en un entorno laboral, entre otros... Así que también será importante hablar de un entorno inclusivo, que es aquel que asegura que todas las personas tienen las mismas oportunidades de participar en él. 

Pero, tal y como se mencionaba, desde la discapacidad intelectual apostamos por una inclusión en clave comunitaria, eso sí, con los apoyos necesarios, tal y como decía, para una igualdad de oportunidades. 

¿Pero de qué hablamos cuando hablamos de Comunidad? Pues sin entrar en profundidad, solo haciendo una pequeña pincelada y apoyándome en el decálogo de comunidad. Hablar de comunidad es hablar de:

  • Un grupo o conjunto de personas, de un sistema o ecosistema de relaciones, emociones y referencias.
  • Una realidad más reducida y abarcable que la sociedad.
  • Posibilidades de autoorganización solidaria, economía colaborativa, institucionalización cercana.
  • La comunidad puede ser un factor positivo para la calidad de vida y el bienestar de las personas; un espacio de acogida, hospitalidad, confianza, cuidado y protección; así como articulador de la participación ciudadana por el bien común y el interés general.

Así pues, la inclusión social en clave comunitaria sería aquella que se basaría en identificar la comunidad existente, para que las personas puedan participar en ella con igualdad de oportunidades y, por tanto, recibiendo los apoyos necesarios; sería aquella que, apoyándose en dinámicas comunitarias existentes, iría tejiendo a la vez relaciones cercanas y de confianza. Asimismo, sería aquella que, favoreciendo su potencialidad, buscaría empoderar a las personas, su transformación como sujetos conscientes y la mejora de la calidad de vida de todas las personas que son o pueden ser parte de ella.

Pero me gustaría hacer hincapié en la perspectiva hacia la inclusión social desde el ámbito de la gestión

Desde mi punto de vista, debemos concebir la inclusión social como un reto social/problema complejo, y por lo tanto multifactorial y dinámico. Desde mi conocimiento académico y experiencia profesional, me gusta intentar entender los problemas o qué es lo que no funciona bien para buscar soluciones. 

Así que mi visión es que si entendemos la inclusión social como un problema complejo, los equipos, las organizaciones, los ecosistemas tendremos que organizarnos de manera diferente para poder dar respuesta a este reto. ¿Y cómo? Pues de forma multidisciplinaria y dinámica. 

Como apunta Quim Brugué (2022), uno de los problemas de las políticas públicas ha sido creer que los problemas complejos podríamos resolverlos con una doble simplificación: primero, pensar que podíamos clasificarlos sectorialmente (educación, sanidad, servicios sociales...) y, segundo, que un determinado profesional daría una respuesta clara e indiscutible. Como dice Brugué, debemos tener presente que los problemas complejos no aceptan la irreductibilidad de la complejidad y que, por lo tanto, en un entorno de incremento de la complejidad social, los problemas no pueden simplificarse, y si se persiste en la simplificación, esto nos llevará al fracaso de la política pública. 

La segunda idea que quiero destacar que aporta Brugué es que “los modelos gerenciales han aportado eficiencia en la prestación de servicios públicos, pero no han logrado asegurar la eficacia de las políticas públicas”. Así pues, mi intuición es que si realmente queremos responder al reto de la inclusión social, tendremos que avanzar en replantearnos la forma en que nos organizamos, tanto las propias organizaciones como los agentes que participamos en la coproducción de políticas públicas. Para avanzar hacia una mayor eficacia de las políticas públicas. 

💬¿Cuál es la aportación de valor diferencial de las organizaciones del tercer sector de acción social en los procesos de inclusión social? ¿Cómo deben estar estructuradas estas entidades para ser verdaderos agentes de inclusión social? 

Pues para responder a la primera pregunta, la subdividiría en dos partes: la primera es preguntarnos ¿cuál es la aportación de valor diferencial de las organizaciones del tercer sector? y, por otra parte, ¿cuál es la aportación de valor en la inclusión social de las organizaciones del tercer sector? 

Partiendo de que el ámbito de intervención no es el valor diferencial de las organizaciones del tercer sector, tal y como reflexionábamos conjuntamente con F. Fantova (2022) en el artículo "Tercer Sector e Innovación Social", podemos nombrar algunos rasgos que sí son parte del valor diferencial: la solidaridad, la gratuidad, que son entidades de base comunitaria, de acción voluntaria, pero sobre todo pondría énfasis en los siguientes dos: en los modelos de gobernanza y gestión, y en su intersección con la propia comunidad y relaciones primarias. 

Los modelos de gobernanza y gestión deben recuperar, impregnarse del ADN del nacimiento de las entidades, que es de base comunitaria, de iniciativa social y, por tanto, participativos y democráticos. 

Por otro lado, su intersección con la propia comunidad y relaciones primarias debe ser un valor añadido para el empoderamiento comunitario, la cultura innovadora en la mejora de la calidad de vida de las personas. Asimismo, el tercer sector emerge entre comunidad, estado y mercado, fortaleciendo la capacidad del conjunto de la sociedad (Fantova, 2018).

Teniendo presente, pues, cuál puede ser la aportación de valor diferencial de las entidades del tercer sector, podríamos decir que su aportación de valor en la inclusión social vendrá por el hecho de que están en una situación privilegiada para poder aportar conocimiento de primera mano sobre las diferentes realidades sociales, para convertirse en un "laboratorio" de innovación social, somos los que estaremos atentos a seguir impulsando hacia adelante en ofrecer y reclamar los apoyos necesarios de las personas en situación de vulnerabilidad. Personas que a menudo se encuentran en una situación de desequilibrio de igualdad de oportunidades y de acción política. Así pues, desde el tercer sector velamos por revertir estas situaciones en clave de empoderamiento e inclusión comunitaria y no con una mirada asistencialista y, por lo tanto, desempoderadora.

Pero, ¿cómo deberían estar estructuradas estas entidades para ser verdaderos agentes de inclusión social y garantizar que se den estas oportunidades mencionadas? Aquí lo enlazaría de nuevo revisando los modelos organizativos y transformándolos hacia modelos que nos faciliten dar respuesta a los retos complejos. Los tipos de organizaciones de los que estaríamos hablando deberían cumplir en gran parte con las siguientes características:

  • Organizaciones más ágiles y flexibles que puedan adaptarse mejor y responder mejor a la complejidad social.
  • Organizaciones con un enfoque más ecológico y menos mecanicista (Capra, 2002). Entendiendo las organizaciones como "seres vivos" y no como máquinas.
  • Organizaciones más vivas, como una red de conexiones (Darceles, 2009).
  • Organizaciones abiertas: "Una multitud de unidades captan e interpretan la información, las señales de su entorno específico y, en el marco de las intenciones corporativas, deciden." (Vázquez y Ayerbe, 2000).
  • Organizaciones con poder compartido: donde la toma de decisiones sea compartida.
  • Organizaciones que incluyan y reconozcan la diversidad: de personas, conocimientos, experiencias de vida...
  • Organizaciones formadas por equipos autogestionados y autoorganizados.
  • Organizaciones que promuevan y desarrollen nuevos estilos de liderazgo menos paternalistas y más feministas.
  • Organizaciones que faciliten el surgimiento de la estrategia desde cualquier lugar de la organización (Mintzberg, 1991).
  • Organizaciones basadas en los principios Teal (Laloux, 2016): capaces de manejar grandes cantidades de información, sin jerarquía inmutable ni dirigidas desde arriba en cada detalle.
  • Organizaciones basadas en gobernanza democrática: que reconozcan las diferentes voces, así como la diversidad de personas.
  • Organizaciones que también faciliten la generación de conocimiento colectivo, espacios de diálogo para imaginar, diseñar y cocrear.

¿Y todo esto para qué?

  • Para estar más cerca de las realidades sociales.
  • Para ser más ágiles en la toma de decisiones.
  • Para crear equipos multidisciplinarios y dinámicos.
  • Para que se reconozca el poder también para avanzar hacia estrategias inclusivas e innovadoras.
  • Para que la jerarquía esté al servicio (Meadows, D., 2022) de unidades más pequeñas, y que sea desde estas donde se puedan tomar decisiones y trazar estrategias.

En definitiva, para poder contribuir a la transformación social dando respuesta a los retos sociales del siglo XXI.

💬Y para terminar, ¿cuáles son las claves del funcionamiento cotidiano de una organización solidaria dedicada a los servicios sociales si quiere contribuir a verdaderos itinerarios de inclusión social de las personas a las que atiende? Y desde vuestra experiencia, ¿qué le pediríais a la administración para avanzar conjuntamente ante el reto de la inclusión?

Compartiría las siguientes ideas para contribuir a verdaderos itinerarios de inclusión:

  • Tener presente que las personas que atendemos deben estar en el centro, y por tanto, debemos transformar/adaptar la organización para poder acompañarlas según sus voluntades e itinerarios de vida, y no al revés.
  • Debemos escuchar a las personas a quienes apoyamos para conocerlas y reconocerlas, saber su historia de vida, voluntades y deseos. También es muy importante conocer cuál es su comunidad.
  • Tenemos el reto de cómo flexibilizar la atención a las personas cuando el marco jurídico y modelo de financiamiento es tan poco flexible e insuficiente...
  • Debemos tejer modelos de atención intersectoriales: con educación, salud, vivienda, trabajo...
  • Debemos abrir las entidades a su entorno de forma bidireccional: tanto desde la entidad hacia afuera como desde afuera hacia adentro: con escuelas, comercios, centros cívicos, asociaciones... para tejer un sistema de relaciones cercanas.

Por lo tanto, flexibilizar internamente, intersectorialmente y con la comunidad y agentes con los que interactuamos.

Al mismo tiempo, estas dinámicas de inclusión deben estar en la estrategia de la entidad a un nivel más macro, pero se irán tejiendo desde el contacto micro, desde el día a día de escuchar a las personas que atendemos. Debemos ir tejiendo relaciones, contactos dentro de la organización sin trabas jerárquicas, y con todo el ecosistema para ofrecer una verdadera Atención Centrada en la Persona.

Para finalizar, desde mi experiencia, y enlazando con el principio de mi reflexión, le pediría a la administración que, partiendo de que la inclusión social es un reto complejo, debemos abordarlo de manera multidisciplinaria y dinámica.

Por eso necesitamos todo un ecosistema de agentes aportando su conocimiento y competencias de forma innovadora y activa, creando conocimiento colectivo.

Como reflexionamos también junto con F. Fantova (2021) en el artículo "Ecosistemas de conocimiento: gestión del conocimiento en organizaciones comunitarias en un contexto de políticas públicas", este ecosistema sería:

  • La esfera política y también académica, como agente, sería el principal espacio y repositorio de deliberación y conocimiento ideológico (incluyendo el ético).
  • La universidad (y otros centros formativos) y las asociaciones científicas constituirían el ámbito que, en principio, produce, valida y distribuye el conocimiento científico.
  • El tercer sector de acción social y los colegios profesionales son los que depositarían el saber práctico o experto, aunque también acumulan saber ético, filosófico, normativo y político.
  • Centros de investigación, tecnológicos, consultoras, observatorios… son los que sobre la teoría sistematizarían la tecnología o metodología en la aplicación del conocimiento.

Y añadiría también a:

  • La administración en general, como agente que debe trabajar para dotar de los marcos jurídicos, económicos y de supervisión para transformar en realidad las políticas públicas inclusivas.

En este sentido, le pediría a la administración:

  • Que sea facilitadora e impulsora de la transformación social en clave de inclusión comunitaria que necesitamos.
  • Que sea un agente de cambio también apoyando económicamente y en cuanto a marco legal al tercer sector para la innovación social: para promover modelos de atención más inclusivos, comunitarios y centrados en la persona.
  • Que construya una estrategia de políticas sociales sin hacernos competir entre las entidades y por periodos cortos de tiempo, que no dan estabilidad y nos convierten en expertas en sobrevivir a los laberintos de subvenciones.
  • Que agilice cambios legales que hace tiempo que sabemos que deben realizarse.
  • Que promueva fórmulas innovadoras de gobernanza participativa para la coproducción de políticas públicas entre los diferentes agentes que participamos.

Y, ya que estoy pidiendo... ¿también debería valorar si la forma en que se organiza contribuye a avanzar en este sentido... o también debería pensar en organizarse de manera diferente?

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BIBLIOGRAFIA 

BRUGUÉ, Quim. (2022). “Organizaciones que saben, organizaciones que aprenden”. Instituto Nacional de Administración Pública.

CAPRA, Fritjof. (2002). “La trama de la vida”. Barcelona, Anagrama.

DARCELES, Maite (2009). “Guías para la transformación”. BAI, Berrikuntza Agentzia. Agencia de Innovación.

FANTOVA, Fernando (2018) Colaboración y alianzas multiagente en las estrategias del Tercer Sector de acción social. Revista Española del Tercer Sector. Nº 38. Madrid (pp. 135-162)

LALOUX, Frederic. (2016). “Reinventar las organizaciones”. Arpa.

MANENT, Ariadna i FANTOVA, Fernando (2022) “Tercer Sector i Innovació Social” https://lleiengel.cat/tercer-sector-innovacio-social/

MANENT, Ariadna i FANTOVA, Fernando (2021) “Ecosistemes de coneixement: gestió del coneixement en organitzacions  comunitàries en un context de polítiques públiques" https://lleiengel.cat/ecosistemes-coneixement-tercer-sector/

MEADOWS, Donella. H. (2022). “Pensar en sistemas. Un manual de iniciación”. Capitán Swing.

MINTZBERG, Henry (1991). “La estructuración de las organizaciones”. Barcelona, Ariel.

VÁZQUEZ, Alfonso., & AYERBE, M. (2000). “La imaginación estratégica: el caos como liberación”. Ediciones Granica SA.

 

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